Como todos o algunos sabrán, la madrugada de este martes 15 de Abril, ocurrió uno de los fenómenos predilectos por amantes de la naturaleza y fotógrafos en todo el mundo, un eclipse lunar total.
Los medios informativos pertinentes indicaban que dicho eclipse se vería totalmente en el continente americano cercanas las 2:30 am y tendría una duración de 78 min aproximadamente, tiempo más que suficiente para armar mi cámara y captar más de una buena imagen del suceso.
Existía mucha expectativa entorno al fenómeno además de un toque religioso o apocalíptico que nunca pueden faltar en estos casos. Lo cierto es que como muchos fotógrafos yo quería retratar a nuestro satélite natural sonrojado, ya que siempre de pequeño me ha cautivado todo lo que existe más allá de nuestros cielos, tanto así que organicé una especie de vigilia con unos amigos y me he armado con todo mi equipo para ello, como soldado que ha sido llamado al frente de guerra.
Muchos otros amigos, que ya me conocen, me escribían durante la noche diciéndome:
espero tus fotos del eclipse
ya en instagram tienes un lugar para la Luna?
Hey, donde fotografiarás el eclipse? Avísameee!!
En fin, mientras quizás otros dormían, festejaban o simplemente veían algo en la tele sufriendo de insomnio, yo emocionado y debo confesarlo, con mucho sueño, me encontraba a la expectativa de lo que sería una Luna espectacularmente roja. A decir verdad, decidí dormir a la 1 am y colocar una alarma para despertar mientras mis amigos veían videos en YouTube o simplemente mataban el tiempo esperando el momento en que la tierra se interpusiera entre el Sol y la Luna.
Antes de dormir mi siesta fugaz, vi con inquietud que el cielo caraqueño comenzaba a taparse, pero no le di tanta importancia esperando que al despertar pudiese tener la cita deseada con la Luna. Sonó la alarma, me asomé y no veía la Luna, supuse que estaba sobre el edificio y decidimos bajar. Armado con trípode en mano, alcé mi vista al cielo solo para ver una capa de nubes anaranjadas por el reflejo de las luces incandescentes de la ciudad. Hacía mucho frío pero aguantamos unos varios minutos para ver como la luna se asomaba entre las nubes solo por un par de segundos antes que nos visitara la neblina más densa que había visto durante el año. Que mala suerte dije. Decepcionado regresé sin poder capturar las imágenes que iban a alimentar ese niño interior que aun sueña con los astros.
Al llegar de nuevo a casa, una amiga desde La Victoria me envía lo que para ellos fue una Luna enardecidamente roja en un cielo despejado, al menos vi como estuvo.
Lo único bueno de todo esto es que estar tan pendiente del suceso hizo que me enterara que sucederá 7 veces con intervalos de 6 meses, cosa que solo pasa una vez por siglo. Esto quiere decir que tengo 6 intentos más. =)